Pág. 12 "(...)-Mira, Wendy, cuando el primer bebé se rió por primera vez, su risa se rompió en mil pedazos y éstos se esparcieron y ése fue el origen de las hadas.
Era una conversación aburrida, pero a ella, que no conocía mucho mundo, le gustaba.
-Y así -siguió él afablemente-, debería haber un hada por cada niño y niña.
-¿Debería? ¿Es que no hay?
-No. Mira, los niños de hoy en día saben tantas cosas que dejan pronto de creer en las hadas y cada vez que un niño dice: «No creo en las hadas», algún hada cae muerta.
La verdad es que le parecía que ya habían hablado suficiente sobre las hadas y se dio cuenta de que
Campanilla estaba muy silenciosa.
-No sé dónde se puede haber metido -dijo, levantándose y se puso a llamar a Campanilla. El corazón de Wendy se aceleró de la emoción.
-Peter -exclamó, aferrándolo-, ¡no me digas que hay un hada en esta habitación!
-Estaba aquí hace un momento -dijo él algo impaciente-. Tú no la oyes, ¿no?
Los dos aguzaron el oído.
-Lo único que oigo -dijo Wendy-, es como un tintineo de campanas.
-Pues ésa es Campanilla, ése es el lenguaje de las hadas. Me parece que yo también la oigo.(...)"
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Pág. 18 "(...)-No lo veo -dijo John tras una larga pausa.
-Yo sí.
-Imagínate que se despierta -dijo John con la voz algo ronca.
Peter exclamó indignado:
-¡No pensarás que lo iba a matar dormido! Primero lo despertaría y luego lo mataría. Es lo que siempre hago. (...)
SIEMPRE HAY ALGUIEN ESPERANDO QUE LE LEAN