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Recomendaciones
13 de marzo de 2012
EN LO OCULTO DE LA CIUDAD.....
Buenos Aires es leyenda
Guillermo Barrantes y Víctor Covello
Estos dos jóvenes escritores rastrearon leyendas urbanas inéditas y las escribieron, con espíritu detectivesco, en el libro "Buenos Aires es Leyenda".
"Las leyendas, por definición, cuentan con un fondo real que es transformado por la tradición. Pero para Coviello representan mucho más: "Son como las flores que crecen en medio del cemento, en los balcones: algo fantástico y delirante que nace en medio de la Ciudad". Pasen, tiemblen y vean las invenciones fabulosas de Buenos Aires. "
El gigante de Once que salva vidas
Según cuenta una historia de larga data, por las calles de Once vaga un personaje de casi tres metros de altura que cuida a los habitantes del barrio. Este gigante "bonachón" ha salvado a víctimas de choques y ha espantado a más de un malhechor, o al menos esto es lo que narran los vecinos de Balvanera que confían en su presencia protectora.
Algunos afirman que este ser es el mismísimo Golem, un hombre artificial creado en el siglo XVI por un rabino de Praga, llamado Judah Loew ben Bezabel. Si bien la historia oficial habla de un solo Golem, otros afirman que Bezabel creó trece de estos humanoides de arcilla y que uno de ellos llegó a Buenos Aires, de la mano de un rabino, con los inmigrantes judíos.
De allí en más, la historia se bifurca en varias versiones: algunos cuentan que antes de morir el rabino encerró al gigante en una habitación a la que nadie puede entrar, que estaría en el anexo de un hospital, en Caballito. Otros creen que vive en un callejón oculto, que podría ser el pasaje Colombo o el Victoria. De una u otra forma, hay vecinos que aseguran que el gigante le salvó la vida a más de uno.
Dulce venganza arquitectónica
Esta es la historia de dos familias enfrentadas que dejó sus huellas en Retiro. Los Anchorena, que vivían en el actual Palacio San Martín con 150 sirvientes. Y los Kavanagh, adinerados, aunque no patricios. Hacia 1920 los Anchorena construyen la iglesia del Santísimo Sacramento como futuro sepulcro familiar. Cuenta la leyenda que uno de los Anchorena se enamoró perdidamente de una Kavanagh, aunque el romance no fue aprobado por su familia. Corina Kavanagh decidió una venganza arquitectónica: en Florida y San Martín, ordenó la construcción de un edificio cuyo único requisito era que impidiera la vista desde el palacio Anchorena a la iglesia, objetivo que aún cumple el edificio Kavanagh. "Incluso, si alguien quiere mirar de frente la actual basílica del Santísimo Sacramento, debe pararse en el pasaje "Corina Kavanagh", relata Eduardo Lazzari, presidente de la Junta de Estudios Históricos del Buen Ayre.
Ajos contra el enano vampiro
Se trata de uno de los relatos más fascinantes del libro “Buenos Aires es leyenda”. Tiene como protagonista a Belek, un enano que llegó a Buenos Aires con el Circo de los Zares a fines de los 70. Belek, que provenía de la zona de los Cárpatos –como el conde Drácula–, fue expulsado luego de que el dueño del circo, Boris Loff, el Hombre Bala y la Mujer Barbuda lo encontraran prendido al cuello de Vera, una mono tití.
Pero el mito de Belek, el enano vampiro, apenas comienza allí.
El verdadero horror se desató cuando se refugió en una casa semiabandondada del Bajo Flores y los gatos del barrio comenzaron a desaparecer misteriosamente.
La leyenda cuenta que la gente protegió sus casas con ristras de ajo y todos llevaban crucifijos por miedo a sus ataques. Una noche de invierno, los hombres del barrio cazaron al enano vampiro con la red de un arco de fútbol, cerca de la estación Flores, pero se les escapó. Aseguran que aún vive en el cementerio de Flores y sigue haciendo de las suyas.
El castillo de los amantes trágicos
En Campana al 3200, cerca de las vías, se alza el enigmático “Castillo de los Bichos”, llamado así por las molduras con formas de animales. A principios del siglo XX perteneció a la familia italiana Giordano. Lucía, la única hija, conoció a un violinista, Angel Lemos y el romance no tardó en surgir. Se casaron el 1° de abril de 1911 y cientos de invitados disfrutaron del banquete.
Hacia la madrugada, la pareja advirtió que el auto que los debía trasladar no estaba en la puerta, sino unos pasos más allá de la casona, cruzando las vías: un detalle que se convirtió en tragedia, ya que un tren los arrolló. Isabelino Espinosa, de la Junta de Estudios Históricos de Villa del Parque, cuenta que los ocasionales ocupantes de la casona salían despavoridos, asustados por los gritos desgarradores de una joven mujer y un violinista.
Fuente: http://www.taringa.net/posts/info/898943/Leyendas-Urbanas-de-Buenos-Aires.html